He andado postergando este post, llevo días queriendo soltar los dedos en el teclado y la mente para dejarla fluir. Y por una razón u otra no pasaba, pretextos para evitar la angustia de escribir o crear algo siempre hay mil, hábitos distractores ni se diga...
Pero la hilandera va tejiendo su red, y el pensamiento se va ordenando, la intuición va marcando el paso, la voz de la memoria irrumpe con su deslumbrante luz, o abruma con una profunda oscuridad; y así es como ayer me encontré ese dibujito, de la foto, que me dió mi querida maestra de camino Alison Bastien, en un encuentro en el que contó el cuento: Piel de foca, piel del alma. (ve al link para leerlo).
" El cuento gira en torno al lugar de donde procedemos, a aquello de lo que estamos hechas y a la necesidad de que todas utilicemos nuestro instinto con regularidad para poder encontrar el camino de vuelta a casa".
El galope de mis pensamientos en torno a la transformación, empezó el sábado; fuimos a una fiesta de disfraces, mi querido marido y yo, pero obvio no fue cosa sencilla decidir el disfraz, y para el estilo de ambos, no planeamos nada a tiempo. Habían dos opciones, teníamos dos alas de mariposa, unas azules, otras rojas, él había aceptado ir de mariposo, había que confeccionar más todo el asunto, pero a ambos nos parecía entre cool y medio x. El sábado en la mañana, me manda una foto, de los personajes de una película famosona: The big Levowusky, obvio sugiriendo vayamos de ellos (ambos hombres), yo cedí...
Y aquí es dónde el cuento de la foca ufff me hizo un nuevo sentido; a la mujer piel de foca, un pescador le roba su piel, mientras ella danzaba con su grupo de mujeres-focas, y como condición para devolvérsela, le pide irse a vivir con él 7 años. (lean el cuento)
Pues me fuí del dude, el big Levowusky, y odie, estaba divertido, nos veíamos chistosos, habían los que con sólo vernos entendían perfecto de qué íbamos, otros no tenían idea ni entendían nada, y es que lo más bonito de la historia es que su personaje, es idéntico a él, pero no tendría sentido sin mi personaje. Muy solidaría yo, acepte, lo sostuve, tomé mis copitas con una barba incómoda, casi me la incendio con un cigarro que me fumé... hasta que no aguanté más, me vía al espejo y dije que estoy haciendo, no me siento cómoda, no me estoy divirtiendo, adiooooos. Obvio llevé en mi bolsa, la opción B de disfraz ; la mariposa roja!!!
Y me fui al baño a transformarme, fué genial porque todo el atuendo salió de una forma muy espontánea, en la fiesta había un pinta caritas, que estaba genial, y me pintó padrísimo. Y recuperé mi piel, esa que me quitaron, pero que entregué, no me tardé 7 años, aunque si, porque ese de perderse y encontrarse es un ciclo constante.
Y no le echo la culpa al marido, él es bello, me conoce perfecto, nunca me ha robado nada a conciencia, jajaja, pero también su inconsciente actúa, y para ambos fue transformadora la cosa, para cada quien a su manera, y aquí yo hablo de la mía. En ese acto de recuperarme, de no olvidar mi piel, de que si bien a veces la entrego, a voluntad, y me pongo otras que no me vienen bien, que me aprietan a veces, o que me pican, que no son MI PIEL; me doy cuenta, me recuerdo, y pido mi verdadera piel de vuelta.
Este cuento, da para muchas reflexiones, es una joya para comprender y para profundizar en cada ciclo de transformación que atravesamos, y que nos permite regresar siempre a esa parte esencial de nuestro ser, los ciclos de transformación que nos pasan en en el cuerpo y en el alma, no necesariamente son breves, pueden durar años, no necesariamente implican un martirio, podemos disfrutarlos y obtener grandes cosas de ellos; la mujer piel de foca tuvo un hijo con el pescador y lo amó profundamente; pero recordó y reconoció el momento de volver al mar... Y nunca olvidará que es madre, que es mujer, así como nunca olvidó que en esencia es foca.
En esencia somos instinto, somos libertad, somos misterio y profundidad, las formas del cuerpo, de la vida en un cuerpo, no nos determinan; si de pronto la vida te hace cambiar de piel, vístete con orgullo, y recuerda que tu piel cambiará, así que disfruta. Si estás a punto de parir y te preguntas que será de tu ser mujer, tranquila, todo es un ciclo, si estás criando, o tu trabajo te cansa, o te hartas de la rutina y de pronto quisieras salir volando, disfrázate de vez en cuando...
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